Dos manifestaciones de Quito son incluidas en el Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador

En el marco de la celebración de los 40 años de la declaratoria de Quito, como primera Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, y luego de varios años de acercamiento, identificación e investigación, tareas emprendidas por el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP); dos manifestaciones culturales del Distrito Metropolitano de Quito se incluyen oficialmente en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador: los “Los Rucos del Valle de los Chillos” y “Los Rituales en la Cosecha de Cereales de Trigo y Cebada en Aloguincho”.

Quito cuenta con un pasado multicultural que conforma los cimientos sobre los cuales se construyen sus identidades culturales. Una gran cantidad de expresiones culturales vivas y dinámicas son parte del patrimonio inmaterial quiteño; que refuerza los sentimientos de identidad y continuidad de la ciudadanía, favorece los procesos de creatividad, la cohesión y el diálogo social.

Con la finalidad de contar con instrumentos que posibiliten una colecta amplia y sistematizada de datos, que permitan plantearse una política de salvaguardia; a partir del año 2014 el Municipio de Quito, a través del Instituto Metropolitano de Patrimonio, ha posibilitado la incorporación de un plan para el patrimonio inmaterial en el Distrito.

Hasta el momento, los registros, investigaciones y la construcción de los planes de salvaguardia para dichas manifestaciones, están liderados por la Dirección de Proyectos Especiales del IMP, a cargo de Tamara López, que con la colaboración de Gabriela Guevara y Soledad Quintana, antropólogas del Instituto Metropolitano de Patrimonio, administró y coordinó los proyectos mencionados.

Bajo la dirección ejecutiva de Angélica Arias, el Instituto Metropolitano de Patrimonio solicitó al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), la inclusión de las manifestaciones en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador en el 2017, con el objetivo de visibilizar la manifestación como una medida de salvaguardia, y trabajar en el fomento de las mismas, así como en proyectos tendientes a mejorar la calidad de vida de sus portadores.

Finalmente, con Acuerdo Ministerial Nro. DM-2018-087, el ministro de la cartera de Cultura y Patrimonio, Raúl Pérez Torres, incluye en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador a la Manifestación Los Rucos del Valle de los Chillos, el 5 de junio de 2018; y con Acuerdo Ministerial Nro. DM-2018-094, se incluye a los Rituales en la cosecha de cereales de trigo y cebada en Aloguincho” el 13 de junio.

El IMP, asume, junto a las comunidades portadoras, este reconocimiento con entusiasmo, puesto que responde al esfuerzo mancomunado de varios años de trabajo; y a decir de Angélica Arias, existe el compromiso de trabajar en el cumplimiento del Plan de Salvaguardia.

Datos Importantes:

Los autores Wilson Pico y Amaranta Pico, sostienen que “Rucos” es el nombre con el que se conoce en Ecuador a los personajes festivos más representativos de la fiesta católica del Corpus Christi. Los Rucos son los hijos de la tierra y al mismo tiempo sus viejos protectores. Con su danza festiva honran el favor divino.

Cada año los “Rucos” recrean a la “Palla”, que quiere decir princesa inca, es la señora de las cosechas y su presencia es símbolo de fecundidad y alegría. Para ello, visten un esqueleto de carrizo con blancas vestiduras, acicalan su rostro de madera y coronan su negra cabellera con plumas. Al interior de esta monumental representación, que mide aproximadamente dos metros, se introduce un hombre conocedor del baile, que hace bailar a la “Palla” hasta convertirla en la mamá de la danza.

Por otra parte, los rituales de siembra y cosecha del trigo y cebada en Aloguincho, son de los pocos rituales que se han mantenido desde épocas pre incásicas, pues, aún se conservan parte de los cantos en kichwa en la memoria de las familias de la comuna.

Durante los meses de julio y agosto de cada año, el dueño de la sementera de cereales pide ayuda a sus familiares, vecinos, «compadres» (parientes rituales) para recoger el producto de la siembra; mientras realizan esta actividad, entonan los cantos en kichwa que han aprendido de generación en generación.

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