La bicicleta fomenta el distanciamiento social

Luego de haber palpado las causas y efectos de la llegada del covid-19, el mundo entero ha reflexionado positivamente frente a la importancia de cuidar la naturaleza, evitar la contaminación de ríos y mares y, sobre todo, mantener el aire en óptimas condiciones.

En este contexto, en varios países del mundo una de las medidas para evitar el contagio en esta pandemia, es incentivar el distanciamiento social y cuidar el ambiente: el uso de la bicicleta, con el objetivo de evitar aglomeraciones y mantener a las personas alejadas unas de otras, mientras se trasladan a sus actividades diarias, es una de las medidas.

Un estudio experimental realizado por la Remmaq, Red Metropolitana de Monitoreo Atmosférico de Quito, permitió medir la exposición que tienen los habitantes de Quito a contaminantes provenientes de la transportación pública, mientras se trasladaban en diferentes medios como la bicicleta, caminando y en bus de servicio urbano.

Los resultados que arrojó el estudio son contundentes y similares a otros efectuados en otras partes del mundo: colocando a la bicicleta como el medio de transporte, de los analizados, que expone a las personas a la menor cantidad de contaminantes y evidencia que las emisiones de gases que se genera producto del uso de combustibles como diésel y gasolina afectan a transeúntes y a las personas que usan este tipo de medios de transporte.

Frente a esta realidad, el uso de la bicicleta se convierte en una herramienta saludable y ecológica que promueve la disminución de la contaminación, incentiva la actividad física y puede ayudar a detener la propagación del virus, además, contribuye a mantener los niveles deseables de calidad del aire en muchas ciudades del mundo que, desde la llegada de la pandemia, han alcanzado valores positivos nunca antes registrados.

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