Objeto del mes: el locutorio conventual

  • El Museo del Carmen Alto invita a conocer el ‘locutorio conventual’
  • Este es un lugar de encuentro entre la clausura y el mundo exterior
  • Para leer el artículo completo ingrese a este enlace https://bit.ly/3iR8KX4

Este mes de julio el Museo del Carmen Alto nos invita a descubrir el ‘objeto del mes’, en este caso es el locutorio conventual, el lugar de encuentro entre la clausura y el mundo exterior. Este es un artículo escrito por Myriam Navas Guzmán, investigadora, del Museo del Carmen Alto.

“Los locutorios eran espacios destinados a recibir visitantes y confesores. Se los denominaba también “rejas” por las celosías que separaban a las monjas de sus visitas. (Lavrín, 2016: 196) Según la definición de la Real Academia Española, el locutorio es una habitación o departamento de los conventos de clausura y de las cárceles, por lo general divididos por una reja, tras la cual los visitantes pueden hablar con las monjas o los presos. La palabra “locutorio” se deriva del latín loqui, que significa hablar.

A lo largo de la historia, principalmente en los conventos no descalzos, hubo momentos en que la intensa sociabilización entre las monjas y la gente del “siglo” dio vida propia a los locutorios, provocando con frecuencia la desaprobación de las autoridades religiosas masculinas, ya que consideraban que aquello degeneraba en un relajamiento del voto de clausura, poniendo en riesgo las bases de la vida religiosa. (Lavrín, 2016: 196) Aparte de que este espacio era el único lícitamente abierto al mundo exterior y necesario para tratar toda clase de asuntos administrativos y financieros, el excesivo trajinar de seculares y las comunicaciones con gente de afuera, también se justificaba como medio para llevar a cabo fines espirituales. De hecho, una de las costumbres de los conventos femeninos que más molestaba a los prelados era el intenso movimiento de visitas en el locutorio. Los frecuentes tratos y conversaciones con seglares, lícitos o no, fueron criticados por los prelados, ordenando a las religiosas abstenerse de comunicaciones, procurando vivir con la pureza de costumbres y recogimiento que debían como esposas de Cristo. (Lavrín, 1995: 215) Las restricciones para limitar las visitas fueron reiterativas durante el periodo colonial en la mayoría de los conventos femeninos del Nuevo Mundo, lo cual sugiere, además de un excesivo número de visitas en los locutorios, un uso no siempre apropiado de los mismos, ya que se tiene noticias de que en algunos de ellos llegaron a darse, además de amenas tertulias, ejecuciones musicales y presentaciones de comedias” (parte del artículo).

Conozca más sobre uno de los espacios propios de la arquitectura monacal femenina, símbolo de lo cotidiano y de lo espiritual; ingrese a este enlace https://bit.ly/3iR8KX4

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