Historias detrás de las obras: Marianita feliz con su nueva vía

“Todo es posible en la vida, el ser humano no tiene límites, uno mismo se pone barreras, claro que a veces la gente contribuye. Muchas veces me dijeron que no seré feliz, que no seré una buena esposa, una madre… y ahora mire. En todo debemos ser así, persistentes, luchadores para conseguir lo que queramos. Este barrio luchó, logró que sea escuchado y sus calles mejoradas, gracias Alcalde”.

Marianita Miranda de 64 años se siente más segura al movilizarse por las calles Manuel Ruales, Jaime Andrade y la N10 de su barrio Servidores de la Salud en Conocoto, que son pavimentadas en 1177 metros de longitud, es decir más de 1km. Ella dice que con esta obra sus vecinos ya no la tendrán que cargarla.

“Estamos contentos y satisfechos con este proyecto que se ve excelente. Imagínese luego de tener unas calles horrorosas esto es genial y eso que aún no están terminadas. Caminar era súper difícil, complicado y peligroso. Usted me ve, soy una persona con discapacidad física y era más complejo movilizarme, me tenían que amarcar para pasar”, recuerda.

Estas calles forman un circuito vial que eran de tierra, polvo y lodo y benefician a más de 3 mil moradores del sector. La inversión de este proyecto bordea los 100 mil dólares e incluye la construcción de sumideros para el drenaje adecuado de las aguas lluvia. Estos trabajos permiten proteger la nueva carpeta asfáltica y garantizan su durabilidad con el respectivo mantenimiento.

Marianita cuenta que vive en este sector desde hace 20 años donde habitan muchas personas relacionadas con la salud pública, pues esos terrenos les fueron donados hace más de 30 años. En este barrio viven doctores, enfermeras, guardias que trabajaban en hospitales públicos. Todos estaban cansados de tener calles en mal estado y se unieron para que sean escuchados.

Ella recalca que las personas no deben esperar que las cosas sucedan, asegura que en la vida hay que ser activos y luchar por sus sueños y objetivos. “Si no estábamos atrás de que nos arreglen estas calles, jamás hubiese pasado, pero nuestra voz fue persistente. Así hay que ser en todo y no dejarse intimidar por nada. El ser humano jamás tiene límites como le dije, si los tuviéramos usted cree que yo hubiese hecho tantas cosas. Me decían que no iba a manejar y lo hice. Me decían tú no vas a ser buena esposa y tengo una hermosa familia, rompamos nuestras barreras”.

Marianita recuerda que quiso estudiar y logró su objetivo al igual que muchos que ha cosechado a lo largo de su vida. “Quería estudiar y me gradué como laboratorista clínica y también soy psicóloga. Yo mido 1 metro y mi esposo 1.82, es más grande que usted (ríe a carcajadas). Lo conocí en el hospital donde trabajaba. Tengo ya 30 años de matrimonio; de ese amor nacieron dos hermosos hijos varones que ya tiene 24 y 14 años. Mi marido es un gran apoyo. Yo quería conducir y él adaptó las palancas del carro y lo logré, al inicio fue difícil, pero después sola me movilizaba a mi trabajo. Ahora tengo un carrito eléctrico, pero con ese no podía conducir bien en estas calles, ahora sí se puede”.

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