Se intensifica el trabajo en muros y cerramientos en la Zona Cero a un mes del aluvión

A un mes del aluvión en los sectores La Gasca y La Comuna, en el centro occidente de Quito, la actividad es ardua. Y la ayuda y la presencia del Municipio se mantienen en todos los frentes.

En la denomina ‘Zona Cero’, a lo largo de cinco cuadras, algunas cuadrillas de albañiles apuran las manos en varias actividades. Unos levantan muros y otros, pavimentan el ingreso de las casas que fueron afectadas por el lodo que bajó por la quebrada El Tejado, la tarde del 31 de enero.

Estos trabajos se activaron con mayor fuerza, la mañana de este miércoles 2 de marzo, todo gracias a la segunda entrega de materiales de construcción que realizó en días pasados el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito, con el aporte de la empresaria privada.

Eduardo Sandoval, propietario de casa Oe931, de la calle Núñez de Bonilla y Ritter, dirigía al conductor de un volquete lleno de arena para que se ubique en el parqueadero. Ese material era lo único que le hacía falta para continuar levantando el muro. Los bloques y el cemento fueron entregados por el Municipio.

A él se le fueron dos muros y la puerta “con lo que me dio el Municipio me estoy ayudando”, apunta. Se apura con ese trabajo porque “así estaremos más seguros frente a los ladrones y ojalá lo más pronto se termine”.

En la casa de al lado, Fabián Tenesaca, damnificado, dice que justo al mes del aluvión comenzó a levantar el muro de 17 metros de largo por 5,50 de alto. Los albañiles estaban picando la zanja para colocar las varillas.

“A mí lo único que me cuesta es la mano de obra, porque los mil bloques pequeños y 260 grandes, más 50 quintales de cemento, varillas y arena fueron entregados por el Municipio. No es todo lo que se necesita, pero con eso puedo empezar la obra y continuar con la vida”.

En la misma cuadra de las calles Núñez de Bonilla y Ritter, Marcelo Tumipamba, también inspeccionaba, la obra de elucido de la casa de su hermana. Asegura que el Municipio se hizo presente con material de construcción, pero hace falta más y “los dueños de casa se han esforzado invirtiendo en material y mano de obra porque las casas no pueden estar sin muros y sin puertas…”.

Justo al frente de esa vivienda está el conjunto Casas León. Una de sus copropietarias se llama Susan Silva y comenta que “el vecino Marcelo Tumipamba, también, recibió una buena cantidad de cemento, entre otras cosas, y no está bien quejarse”.

Dice sentirse muy agradecida con la gestión del Municipio, pues al mes de la emergencia y una vez que llegó la ayuda 540 bloques, arena, ripio, hierro y cemento están parando el muro. La mano de obra es puesta por los condóminos.

Cierto es que les entregaron bloques pequeños, pero “nosotros los cambiamos con unos más grandes, hay que ser pro activo y buscar el camino. La gente que diga que no recibió ayuda no está diciendo la verdad, eso no es cierto. Hay que ser agradecido en esta vida…”.

Recuerda que “gracias a Dios el muro que se destruyó contuvo al material lodoso que bajó de la quebrada, de lo contrario nos hubiese afectado a las casas”. Y ahora lo vamos a hacer más alto que antes del aluvión, se prevé que en 10 días esté listo. El otro muro de contención está completo.

En la parte alta de la ‘Zona Cero’, entre las calles Antonio Herrera y José Berrutieta, está la vivienda N25-10 de Segundo Chalco. Fue una de las más afectadas, pues se encuentra junto a la cancha de vóley.

Durante toda la mañana de este miércoles, 2 de marzo, cuatro albañiles no descansaban en su afán de levantar el muro que rodeaba un lado de su terreno de 1.200 metros cuadrados y que fue destruido con la fuerza del aluvión.

Chalco tiene 68 años y recuerda que el 31 de enero, el día de la emergencia, su predio quedó “como Cristo”, el muro fue arrasado. Menciona que lo levantó con el trabajo de toda su vida; ahora está jubilado de su oficio de lacador y sus cuatro hijos, tres hombres y una mujer, le ayudan. El muro comenzó a levantarlo hace un par de días y avanzó 10 de los 50 metros de largo.

Unos metros más arriba de las calles José Berrutieta y Antonio Herrera está otra cuadrilla de albañiles pavimentando la entrada de la casa de Leombardo Hernández. El aluvión destruyó dos muros, uno de 13 y otro de 6 metros, y la puerta de 6 metros.

Hasta el momento, dice, “la ayuda ha sido de la empresa privada a través del Municipio, me entregó 350 bloques, 30 quintales de cemento, pero aún hace falta material”.

Entiende que el Municipio no puede intervenir en todo y más cuando son propiedades privadas, pero aspira que se haga un seguimiento de los vecinos que fueron afectados. Y que el Municipio siga trabajando en todos los frentes que le sea posible.

 

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