Fauna silvestre: Guacamayos y loros son mascotizados y maltratados

Con su plumaje escaso y en muy mal estado, una fractura en su ala izquierda, sin los colores que lo caracteriza, la presencia de un perdigón en su cuerpo, entre otras señales de maltrato, fue recibido la clínica del Zoológico de Quito un guacamayo (Ara chloropterus) hace pocos días.

El ave llegó por una denuncia ciudadana que reportó a la policía nacional sobre las precarias condiciones en las que esta ave vivía: en una propiedad privada, donde se mantuvo por cinco años, conviviendo con gallinas y perros, alimentada de alpiste, avena, plátano y pan, es decir, recibiendo una dieta que no es adecuada para este tipo de especies.

“Este es un triste e indignante caso de mascotismo, que evidencia cómo el tráfico de vida silvestre no se detiene, especialmente con especies como esta”, señaló Martín Bustamante, director de la Fundación Zoológica de Quito.

Guacamayos y loros, además, de soportar condiciones adversas en cautiverio doméstico que les impide desarrollar todas sus capacidades de aves psitácidas, sufren también con prácticas que vulneran su salud física y comportamiento, como el corte de sus plumas en alas primarias y secundarias. La finalidad de esto es restringir parcial o completamente su vuelo, para que las personas que los tienen como mascota tengan mayor control sobre ellas.

En marzo del 2022, llegaron hasta este refugio de vida silvestre, dos loros adultos de especies Amazona farinosa y Amazona amazónica. Sus alas se encontraban en muy mal estado, con varias plumas cortadas, lo que significa que fueron mascotas. Además, se recibió a un loro de especie Amazona mercenaria, que presentó un sobrecrecimiento de pico y uñas.

La realidad de las aves psitácidas aún es crítica, por la equivocada costumbre de tenerlas como mascotas, cuando deberían permanecer en bosques y selvas. Mirar de frente a este problema es importante para entender la urgencia de contrarrestar el tráfico de vida silvestre, evitando comprar cualquier especie comercializada y denunciando malas prácticas contra la fauna en el 911.

El trabajo del Zoo de Quito es atender, rescatar y cuidar animales que son víctimas de esta realidad, pero también se debe contar con la responsabilidad ciudadana de mantener una relación respetuosa con la fauna, evitar malas prácticas como la que da origen a este caso y denunciar cualquier acción que ponga en riesgo a los animales.

 

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