¿Qué son los petroglifos?. Se revelan los secretos de las parroquias

Un sol espectacular en medio de un clima cálido húmedo acompaña el recorrido por un sendero a orillas del río Chirapi, rodeado de abundante vegetación, junto con palmito silvestre, caña guadua y guarumo. Tras varios minutos de caminata, cruzando balnearios naturales, y atravesando el río se destacan unos dibujos estampados en unas grandes piedras, se trata de los petroglifos.

Este es uno de los lugares que conserva la escritura, que ni siquiera Los Incas la desarrollaron ya que su modo de comunicación fueron los kipus o nudos. Los gráficos grabados en roca pertenecen al período formativo (1500 A. C.). Las hendiduras parecen hechas con cincel y la pintura se ha conservado admirablemente a lo largo del tiempo.

“Estamos en la parroquia de Pacto, al noroccidente de Pichincha, observamos las escrituras sagradas de los Yumbos que representan la conexión del hombre, con los cuatro elementos de la naturaleza: agua, aire, tierra y fuego, afirmó Vitelia Alarcón –integrante de la comunidad que conserva la tradición yumba-, quien lideró el recorrido.

Los Yumbos nos representaron en esas piedras tanto a la mujer como al hombre. Esos caracoles simbolizan la expansión del universo, indicó la representante de Cabañas Majahua.

Explicó que la escritura está grabada en la piedra hembra yumba, que tomó esa denominación porque las mujeres que tenían problemas con la fertilidad iban a sentarse en ese lugar, luego de lo cual se quedaban embarazadas.

La piedra hembra tiene 33 caracoles, o figuras grabadas en forma de espiral que representan a la hembra yumba, las hendiduras o trazos se lo hicieron con un grabado y tinte natural, porque actualmente no se ha podido realizar algo parecido y que perdure con el tiempo, precisó Adriana Vaca.

La figura alargada representa la fertilidad y al hombre que está con su mano extendida hacia el universo, lo que representaba la armonía con la naturaleza, afirmó. Ella es una de las féminas que custodian los vestigios de los Yumbos, quien invita a disfrutar la experiencia de tocar ese grabado que transporta al ser humano con el cosmos.

Lo mencionado se lo puede admirar en un ambiente que conecta con la naturaleza, a 170 kilómetros de la capital. Ese escenario da la bienvenida a los visitantes, quienes han dejado el frío citadino para experimentar el clima cálido húmedo que caracteriza a esta zona subtropical.

Durante el trayecto se atraviesa gran parte del Área de Conservación y Uso Sustentable Mashpi-Guaycuyacu- Sahuangal. Desde Nanegalito, se pasa por pequeños poblados: La Armenia, Santa Elena, Tulipe, Gualea Cruz, Gualea hasta llegar a Pacto y Pactoloma. En ese territorio se han encontrado vestigios arqueológicos de los Yumbos.

Un pueblo muy desarrollado

Los vestigios arqueológicos encontrados, tales como las tolas, los culuncos, y petroglifos reflejan que los Yumbos alcanzaron un gran desarrollo en lo político, económico, tecnológico y social.

La forma de espiral de los dibujos representa el agua como elemento que fluye, la serpiente, la sabiduría. También revela sus conocimientos sobre astrología y geometría, señalan los registros históricos.

El Yachak (sabio) caminaba por la espiral del Churo en las noches de luna con el fin de comunicar el Uku Pacha (inframundo) con el Kay Pacha (nuestro mundo) para pedir que se fructifiquen las cosechas de algodón, maíz, yuca y coca, y que la Mama Pacha sea generosa.

Cada uno de los trazos impregnados en los petroglifos indicaban puntos de referencia en la naturaleza para demarcar el nacimiento y ocaso del sol, los caminos para acceder a lugares ceremoniales y se grabaron los símbolos de sus creencias.

Los historiadores mencionan que los Yumbos poblaron territorios que colindaban con los Quitu – Caras, los Tsáchilas o Colorados, los Niguas y los Cayapas.

Esta civilización se extinguió como consecuencia de las erupciones del volcán Pichincha, alrededor de 1690.

Pacto estará presente en el Encuentro de las Culturas de las Parroquias Rurales Guayllabamba.

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