Diego El Cigala fue el broche de oro de un homenaje cultural a las madres de Quito
- Este homenaje a las madres quiteñas fue un evento cultural de acceso libre para que todos los ciudadanos ejerzan su derecho a la cultura y entretenimiento de calidad. También dinamizó la economía de cientos de familias.
Quito, (Quito Informa). – Este domingo, en una tarde despejada del Centro Histórico, cuando el sol doraba los tejados, la Plaza de San Francisco se convirtió en un escenario de afecto, arte y gratitud. Cientos de personas acudieron a celebrar el Día de la Madre, con la presentación de artistas como Diego El Cigala, Trío Pambil, Margarita Laso, entre otros.
Poco a poco, la gente fue llegando, familias enteras, abuelitas tomadas del brazo de sus nietos, madres con rosas en la mano, atraídas por la promesa de un tributo hecho de canciones, poesía y emoción. Bajo la mirada de la iglesia centenaria de San Francisco, el público se acomodaba en bancas y graderíos, mientras el bullicio de la ciudad cedía paso al lenguaje íntimo de la música. El alcalde Pabel Muñoz también llegó hasta emotivo acto, donde fue recibido con un caluroso saludo por parte de las madres presentes. Su presencia fue agradecida con aplausos y muestras de afecto.
Entre los asistentes estaba la señora Elsa Ramos, quien llegó desde el sector El Rosario, en el norte de la ciudad, acompañada de su hija y su sobrina. Disfrutó cada momento del concierto, coreando con entusiasmo las canciones. Conmovida, compartió lo que significaba para ella vivir algo así.
“El concierto me pareció hermoso, no encuentro palabras para describir la emoción que sentí. Esta felicidad tan grande no se compra. Amo el arte y soy parte de un grupo de danza de la tercera edad. Agradezco profundamente este homenaje; hacen cosas bonitas para nosotros, para el pueblo. Ni con 200 dólares hubiera vivido algo así, ¡y ahora lo disfruto en primera fila!”, comentó entre risas, reflejo de su dicha.
La velada la inauguró el Trío Pambil, con una propuesta musical alegre, vital y profundamente nuestra. Sus ritmos encendieron las palmas del público y despertaron sonrisas espontáneas, dando inicio a una noche que ya se presentía especial. Saludaron a todas las madres presentes con una tarde de boleros, pasillos y versos como:
“Todos tienen una madre, ninguna es como la mía, que arde como lucecita, haciéndome compañía.” Un homenaje que tocó fibras hondas y despertó memorias dormidas.
Luego subió al escenario Margarita Laso, con esa voz de nuestra identidad. Sus interpretaciones, cargadas de ternura y fuerza, recorrieron pasillos y albazos que más de una madre coreó entre lágrimas y sonrisas.
Y cuando la noche llegó, Diego El Cigala apareció en el escenario entre ovaciones. Justo en ese instante, cayeron unas pocas gotas de lluvia, finas y suaves, que no apagaron el entusiasmo, sino que le dieron un aire romántico y casi mágico a la velada. Nadie se movió de su sitio. El público, arropado por la emoción y la expectativa, permaneció firme para ver a este gran artista internacional.
Con su inconfundible estilo flamenco y una entrega total, El Cigala conectó emocionalmente con el público, creando una atmósfera única entre Quito y Andalucía. Cantó para las madres con respeto y pasión, como si cada nota fuera una flor entregada a sus pies.
“¡Feliz día a todas esas madres quiteñas!”, exclamó antes de deleitar a los presentes con su voz. Se dijo feliz de estar con el público y agradeció al alcalde Pabel Muñoz por hacer posible una noche llena de arte, emoción y belleza.