El QuitoZoo busca reconformar la manada de leones

Desde hace algo más de tres años, las dos leonas adultas y el león que se refugiados en el QuitoZoo no pueden compartir el mismo espacio. La decisión de no mantenerles juntos obedece, principalmente, a dos factores: salud reproductiva y seguridad.

El hecho de que estén en un mismo espacio dos hembras con un macho generó cambios conductuales entre los individuos, lo que ponía en riesgo la integridad de la manada. Debido a ello, durante estos tres años, estos grandes felinos han usado zonas internas y externas de su recinto de forma alternada y separada.

No obstante, el objetivo del Zoológico de Quito es volver a juntar este grupo social, mediante acciones clave que hagan eso posible. Por el lado médico, las dos leonas fueron esterilizadas, a través de un proceso quirúrgico laparoscópico, como parte del Protocolo de Medicina Preventiva de esta institución. La especie no se encuentra en proyecto de reproducción para su conservación.

Desde hace un mes, se lleva a cabo un proceso riguroso de análisis de comportamiento de estos tres felinos, estudiando cada detalle de conducta que presentan cuando se realizan socializaciones por cortos períodos de tiempo en su recinto. El propósito principal de este proceso es conformar el grupo social de los tres leones de forma segura y, a su vez, promover comportamientos naturales de la especie. Por ahora rotan el uso del espacio entre las dos leonas y el león.

Los zoocuidadores del equipo de Bienestar Animal realizan este proceso con mucha paciencia, minuciosidad y precaución. Al ser grandes felinos, hay el riesgo de que se generen situaciones de violencia o agresión entre ellos. Arrancaron con períodos de exposición cortos entre las dos leonas, desde una base de 20 minutos, e incrementando progresivamente hasta los 40 minutos, durante varios días en la primera semana. En la segunda semana, la exposición se prolongó desde 1 hora hasta un medio día.

Empezaron con las leonas porque para ellos es fundamental que generen un buen lazo social entre ambas. Con esto se busca prevenir que exista una competencia por recursos o congéneres y, además, para que se establezcan roles de dominancia bien claros entre los individuos.

Esto comenzó a fomentarse desde una cercanía establecida en los cuartos de noche de las leonas, para que duerman una al lado de otra, todavía separadas cada una en su espacio, alimentándolas al mismo tiempo, con el fin de empezar a promover la confianza necesaria entre ambas para evitar que exista antagonismo.

Desde la tercera semana se han ido generando momentos de convivencia temporal entre las leonas, sin que se hayan registrado conflictos, y también se ha ido incorporando al macho en el proceso, en momentos de exposición alternada con cada una. El objetivo final es que pueda consolidarse una convivencia definitiva entre la manada completa, sin peligros de por medio, durante las próximas semanas. En vida silvestre, las leonas cumplen algunas rutinas en grupo, es decir, son muy sociables entre hembras, mientras el macho tiene más un rol de cuidador y reproductor de la manada.

Este proceso conlleva una serie de procedimientos técnicos basados en el entrenamiento de los leones para que, mediante una relación positiva y confortable con el equipo de cuidadores, se promuevan comportamientos que faciliten la unión, de manera, gradual y pacífica para tener una manada unida con lazos positivos en condiciones de bienestar.

Un proceso basado en una experiencia similar

Para tener una referencia directa de un procedimiento ejecutado con características similares, los zoocuidadores contaron con el apoyo de Jorge Iván Sánchez, coordinador de entrenamiento animal en el Zoológico de Cali (Colombia), quien también lideró la unificación de una manada de leones, igualmente compuesta por dos hembras y un macho. Esto se desarrolló cuando el león arribó al zoológico, en reemplazo de otro que falleció.

El espacio para estos felinos en el Zoológico de Cali cuenta con tres zonas de manejo. Para iniciar el proceso, ubicaron al león frente a las hembras, para que le vean, escuchen, huelan y reconozcan, pero manteniéndolos separados, cada animal en su cubil. Además, se veían comer mutuamente.

Cuando las hembras salían a la zona de exhibición se le permitía al macho entrar a los cubiles de las hembras, para que huela sus orinas y sus heces principalmente, y se vaya familiarizando con la presencia de ellas. De la misma manera, cuando el macho se encontraba afuera, las hembras podían explorar el espacio del macho.

La salida al recinto de exhibición es importante para cada individuo porque les permite reconocer el territorio seguro y adecuado para la manada. Mientras se desarrollaba este proceso, el comportamiento de las leonas y el león era analizado minuciosamente.

El siguiente paso fue acercarles más, aún separados por una puerta o malla, pero con una aproximación importante para que puedan reconocerse con más confianza y seguridad. Esa fue la antesala para juntar al macho con las hembras, primero con cada una y, finalmente, con ambas.

Esta fase final fue supervisada con medidas de seguridad ante posibles conflictos que podían generarse, las cuales consistían en producir ruido para interrumpir una posible agresión, o el uso de extintor o manguera, en el caso de necesitar separarlos. Además, cada cierto tiempo cortan uñas de los individuos para evitar que se hagan daño considerable en los momentos donde tienen un contacto normal, y aplican hormonas de gato en el ambiente del recinto, lo cual les produce sensación de tranquilidad a los individuos.

Afortunadamente, el equipo de Cali no tuvo que aplicar las medidas de seguridad, las que también han sido tomadas en cuenta por el equipo del QuitoZoo en el proceso de reconformación de su manada de leones.