La fiesta de la ruralidad se prendió con el Paseo del Chagra

Alberto Pilatuña, Benjamín Pilaquinga y Benedicto Pilatuña, son los músicos de la delegación de la parroquia La Merced que participaron en el paseo del chagra, que se realizó el viernes pasado, en Calacalí, como parte del Encuentro de las Culturas de las Parroquias Rurales del Distrito.

Los instrumentos que usan son una guitarra, un acordeón y un bombo.  “Los arados, los sembríos, las cosechas y su amor, dan al indio en este mundo alegría en su dolor”, es parte de la canción que interpretan.  Les acompaña una delegación de mujeres.  María Quinga lleva papas en una batea, junto a ella, otras participantes llevan zambo de dulce con tostado y tortillas de tiesto.  “Esta es nuestra comida tradicional” comenta doña María, mientras reparte los alimentos a los asistentes.

Así se dio el inicio del desfile.  30 parroquias rurales participaron, con cerca de 1000 bailarines, músicos y chagras.   Las primeras delegaciones en salir, desde el barrio Rayocucho, fueron Amaguaña, La Merced, Alangasí y Atahualpa.  Recorrieron 8 cuadras hasta llegar al parque central de Calacalí, donde una multitud de personas los esperaban.

Maruja Aguayo es una de ellas.  Llegó desde Quito, se enteró del programa por medio de la televisión y se animó a asistir con su esposo.  “Muy lindo el desfile con las danzas, ahora voy a esperar el paso de los caballos”, comenta.

El Paseo del Chagra es la representación de la cultura del campesinado de la Sierra Norte y Centro, que muestra, a través de sus personajes coloridos, su identidad local relacionada a la producción, a las actividades de la tierra y la hacienda, con todos sus elementos como el poncho rayado de lana,  sombrero, bufanda de lana, el zamarro, la montura con retranca, esto para los hombres.  Para las mujeres faldón o centro de colores, blusas bordadas y coloridas, trenzas con cintas y sombreros. En la mayoría de los casos montan a caballo, mostrando su gallardía por las calles de las parroquias.

Vacas locas, campesinas representando la siembra y zamarros, son algunos de los personajes simbolizados en las comparsas.  La alegría hace que los ´vivas´ sean frecuentes para la ruralidad de Quito y para Calacalí.

Conocoto es la primera parroquia en presentar su delegación de chagras. A caballo, recuerdan su quehacer ganadero y agrícola.  Dos personajes tradicionales les acompañan: las carishinas.  Ellas se levantan el vestido, olvidan a sus guaguas, piropean a los asistentes y ponen la nota jocosa en el desfile.

Las mujeres también hicieron su aparición, la chagra de San Antonio de Pichincha, brindó un espectáculo acrobático. Una parada de manos sobre su caballo para luego caer de pie en el suelo, despertó los aplausos del público.

Una de las delegaciones más numerosas fue la de Píntag, con cerca de 30 chagras con sus caballos. Wilson Males encabeza su comparsa.  El representa al chagra del páramo, lleva una puya hecha con el palo del guarango que termina  en una punta de acero.  “La puya se usa en el páramo para el ganado bravo”, indica.  A su espalda, junto al poncho rojo, carga una pata de danta, donde se deposita el licor que combate el frío.

El desfile lo cerró la parroquia Calacalí, con sus más de 40 representantes.  Participan las familias Mosquera, Vargas, Reina, Espín, Benítez, entre otras.  Su poncho verde les identifica con los colores de la parroquia.

La fiesta mayor de la ruralidad del distrito, se dará este sábado 18 y domingo 19 de agosto.  La cita es en Calacalí, parroquia sede 2018.  El Municipio de Quito y el Gobierno Parroquial extienden la invitación a toda la ciudadanía quiteña.

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