Monasterios patrimoniales recuperan su esplendor

  • El Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP) ejecuta labores para salvaguardar estos espacios

Quito, (Quito Informa). – En el corazón del Centro Histórico de Quito, manos expertas trabajan con paciencia y precisión para preservar dos joyas patrimoniales: las iglesias y monasterios de la Concepción y Santa Clara. Obreros, carpinteros, arquitectos, ingenieros y técnicos forman parte del equipo que interviene estos espacios históricos para sanear humedades que, con el tiempo, han comprometido sus estructuras.

Los trabajos comenzaron en enero y se extenderán durante cinco meses. Bajo la coordinación del Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP), se ejecutan tareas especializadas para garantizar la conservación de estos bienes culturales, que se mantienen bajo el resguardo de órdenes religiosas.

Con una inversión cercana a los USD 400 mil  y la participación de un equipo de 40 personas, las labores se realizan con estricto respeto a la originalidad de los materiales y técnicas constructivas de cada templo. El objetivo es asegurar que estos espacios sigan siendo parte viva de la memoria de la ciudad.

Las labores:

65 mil tejuelos para la cubierta de Santa Clara de Asís: en la iglesia y convento Santa Clara de Asís, ubicado en la calle Rocafuerte y Cuenca, la gestión se concentra en la consolidación de la base de conformación de cúpulas y el cambio del material del recubrimiento del sistema de impermeabilización que cumplió su vida útil. La última intervención se realizó en 2006.

Tras la instalación de una sobrecubierta se retiraron piezas planas de arcilla cocida, para luego colocar del revestimiento cerámico, fabricado en medidas y características similares a los anteriores y manteniendo la forma. Adicionalmente, se brindó mantenimiento a la carpintería de madera en el sector de las cúpulas; así como a la organización del sistema de iluminación ornamental.

Santa Clara fue fundado por la comunidad de clarisas franciscanas en 1595 en una primitiva capilla de adobe, que aprovechó varias casas existentes. Tras el sismo de 1645, se emprendió una nueva construcción, que se extendió para dar paso a la iglesia y huerto.

Fin a las goteras en La Concepción: el convento situado en la calle Mejía (entre García Moreno y Benalcázar), tenía goteras y humedad, que afectaron a vigas de madera, muros, cielo raso y pisos. Allí se Instaló una sobrecubierta que facilitó retirar el tejado, colocar una nueva estructura de madera con vigas de características técnicas que soporten placas de fibrocemento, sobre las cuales se colocará la teja de barro original.

Asimismo, se intervendrá en los cielos rasos, iluminación de espacios, conformación de cámaras de ventilación inferior y finalmente el acabado de los pisos.

La edificación original cumplió la función de casa de recogimiento de mujeres solas. En 1577 funcionó el primer Monasterio de Quito, sujeto a la orden franciscana. En el siglo XVIII ocuparon la cuadra completa.

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