Detrás de un viaje interprovincial hay muchos requerimientos que cumplir

Es viernes y el reloj marca casi las seis de la mañana. La jornada laboral para Alexandra Acuña, Yuli Balante, Martha Cabrera, Pedro Caisaguano, Roberto Cheve, Omar Corrales, Daniela Erazo, Lizandro Silva y Gladys Tipán inicia en la terminal terrestre de Quitumbe, en la que diariamente –en época de pandemia- se atiende a cerca cinco mil usuarios.

Amanece con el cielo despejado y eso es favorable para el equipo de trabajo, que se desplaza por las 12.8 hectáreas de la estación interprovincial. Recorren y controlan estacionamientos de vehículos livianos e interprovincial, zonas de andenes, áreas de boleterías y espera.

“La ciudadanía idealiza solo tomar un transporte y salir hacia otra ciudad”, reflexiona Alexandra, quien lleva diez años laborando y que en esta mañana toma aleatoriamente la temperatura a los usuarios, como medida de prevención contra la Covid-19.

La ambateña Rebeca Martínez espera en los andenes el autobús que la llevará a su ciudad natal. En cinco minutos más abordará el Trasandina, “pero detrás de un viaje interprovincial hay muchos requerimientos por cumplir”, afirma Omar, quien labora hace más de 10 años en la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas – Epmmop – que administra las terminales terrestres interprovinciales.

¿Pero cuáles son estos requerimientos?

 César Zapata, administrador de la terminal terrestre Quitumbe, explica con detalle los pasos técnicos y administrativos que deben cumplir las operadoras de transporte. Su primera observación son las rutas y distancias. Las cercanas con pocas horas de viaje –de tres a seis- y las lejanas; que sobrepasan más de ocho horas.

Comenta que todo transporte interprovincial que ingresa a la terminal debe tener un TAG habilitado por parte de la Epmmop, lo que permite identificar el tiempo de uso del parqueadero, porque dependiendo de su próximo destino, este se retira o ingresa al estacionamiento.

Ahí, primero cumplen con la desinfección de la unidad y luego con los requerimientos de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), inspección ocular del automotor y revisión de la documentación del conductor.

Aprobadas estas condiciones, los transportistas se acercan a la oficina de Frecuencias para validar horarios de salida e ingreso a la zona de andenes, donde recogen a los pasajeros. Cada operadora debe cumplir con el 75 % de aforo, según lo establecido por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT).

Un supervisor recepta la información del destino, hora de salida y número de pasajeros, para luego colocar un adhesivo en la puerta del automotor.  Finalmente, el personal de la Epmmop controla de forma aleatoria -hasta los límites del Distrito: al norte Oyacoto y sur; Turubamba, que las unidades mantengan el sello.

En caso de irregularidad se sanciona de forma pecuniaria; según la Resolución A055 del Reglamento Interno del Sistema de Terminales, por tomar pasajeros fuera de las plataformas no autorizadas.

La jornada laboral para este equipo de trabajo concluye a las 14:00, listos para retornar a casa y encontrarse con sus familias.

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