La Gasca: hoy se entregó la segunda de las tres ayudas humanitarias con fondos del BID

Desde las 06:30 de este sábado, 16 de julio, varias personas afectadas por el aluvión de La Gasca formaron una fila en los exteriores de la sede social de la Comuna Santa Clara de San Millán, ubicada en la avenida Humberto Albornoz (centro-occidente de Quito). Allí, entre las 08:00 y 14:00, recibieron varios kits de: alimentos, cocina, dormitorio y un botiquín.

Esa asistencia humanitaria en beneficio de 245 personas que, meses atrás, entraron en un listado para obtener una tarjeta que de beneficiario a través del acuerdo de cooperación técnica entre el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Cruz Roja, gracias a la gestión y trabajo coordinado del Municipio de Quito.

En el encuentro de hoy, los beneficiarios recibieron la segunda de tres entregas de insumos. La primera se realizó el pasado 5 de junio y la tercera se tiene previsto activarla el próximo 30 de julio. En las dos ocasiones siempre se ha contado con la ayuda del personal de la EP Emseguridad y del Cuerpo de Agentes de Control Metropolitano.

Mariana Navarrete, de 78 años, llegó a la hora que le indicaron (09:00) sin hacer fila porque a todos se les convocó a una hora determinada. Eso con el fin de brindar una atención digna y sin tumultos, apuntó Diana Loroña, funcionaria de la Cruz Roja y encargada de la implementación del proyecto.

La atención a todos los damnificados convocados fue rápida y no requirió más allá de 15 minutos para verificar la tarjeta y la cédula, y entregar los productos.

Doña Mariana, con su bastón en mano por dos operaciones en sus piernas, salió agradecida con sus paquetes. Su nieta la ayudó a movilizarse y mientras esperaba un taxi para embarcar las cosas, contó que está feliz con esas ayudas.

Agregó que vive en La Magdalena, que su hijita -Margarita Navarrete- era quien vivía en el sector del aluvión del 31 de enero. Y cuando se acordó de la difunta, dijo con tristeza “ella era la que me cuidaba, era solterita y velaba por su viejecita. Ella vendía en la cancha de vóley, gelatinas y caramelos…”.

Su nieta, primogénita de la última de sus hijas, fue quien le ayudó a embarcar las cosas en el taxi. Fue muy cargada porque, en esta ocasión, se llevó los kits de la primera y segunda entregas, pues no alcanzó a llevarse los insumos.

Por transparencia, en cada paquete que se entrega -sea en la primera, segunda o tercera donación- hay un listado de los productos que contiene. Allí están los kits de alimentos, aseo, limpieza, bioseguridad, complementario de dormitorio (dos cobijas, dos sábanas y dos almohadas) y cocina (ollas, cernidores, cucharones, cubiertos, vasos, platos, tabla de picar).

Y mientras el resto de damnificados recibía los kits, previo a una pequeña charla sobre el uso correcto del botiquín que también fue entregado a cada beneficiario, en la puerta principal de la sede social apareció un pequeño que jalaba un bolso.

Tras la pregunta de quién era el niño, Vilma Ortega, una mujer de trenza y pañolón, dijo que era su nietito David, de tres años: “Venga, papito, venga”, le llamó e ingresó para recibir sus kits y botiquín.

Ella contó que vivía en el sector “donde fue la ‘Zona Cero’, en la denominada Cuchara; de allí me pasé al sector Las Casas para recuperarme del susto y de la pérdida. Gracias a las ayudas que no han parado, los afectados estamos más tranquilos”, dijo doña Vilma.

Afuera, en los exteriores de la sede social de la Comuna de Santa Clara de San Millán, le esperaban otros parientes para ayudarla a llevar las ayudas entregadas. Y si por allí faltaban manos, los agentes municipales se afanaron en ayudar sin apartar sus ojos de las puertas para mantener el orden.

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