Usuaria de la Casa de la Mujer culmina etapa de acogida

En medio de un espiral formado con plantas, en un patio interior de la ‘Casa de la Mujer’, con velas encendidas y acompañados de otras mujeres, el jueves 8 de abril, Lourdes (nombre protegido) y sus cinco hijos cerraron el círculo de violencia y comenzaron una nueva etapa en sus vidas.

Al despedirse de la ‘Casa de la Mujer’, la mirada tierna de la mujer y sus hijos, además de su renovada autoestima son alicientes para los profesionales que brindaron apoyo a esta familia.

La Casa de la Mujer del Patronato Municipal San José es un espacio de protección, en modalidad de acogida temporal, para mujeres mayores de 18 años y sus hijas e hijos (hasta los 12 años) que han vivido violencia de género en su ámbito familiar.

Una emotiva despedida por parte de sus compañeras y el personal de la Casa de la Mujer, con música y palabras de aliento, fue lo último que vivieron Lourdes y sus hijos antes de partir con rumbo a su nuevo hogar, fuera de Quito, en donde tiene planeado convertirse en emprendedora, gracias a todo lo que aprendió durante el tiempo de acogida.

“Antes de llegar acá estaba totalmente destruida, sin ganas de vivir y sin saber qué hacer. Ahora soy una mujer muy feliz, sonriente, con ganas de luchar por lo que yo quiero y volar muy alto”, cuenta Lourdes.

Ella recomienda a las mujeres que viven episodios de violencia que no callen y busquen ayuda para seguir adelante con sus vidas.

Carmen Hermosa, coordinadora de la Casa de la Mujer, indica que Lourdes es una de las usuarias que más tiempo permaneció dentro de este espacio de acogida.

Durante los 10 meses que estuvo allí, “se trabajó integralmente con toda la familia desde las diferentes áreas: psicología, educación, trabajo social y el área legal que llevó a cabo todos los procesos judiciales de este caso”.

La psicóloga Abigail Rodríguez indicó que con todas las usuarias que ingresan a la Casa de la Mujer se realiza una evaluación para identificar el nivel de afectación que tienen producto de la violencia.

“¿Cómo sabemos que han superado la afectación? Cuando luego de un tiempo pueden volver a mirar ese evento (el recuerdo que las afectaba), pero ya no les causa perturbación”, dijo.

El trabajo integral también se enfoca en las hijas y/o hijos de las usuarias es así que se brinda información sobre la violencia, para que entiendan que lo que vivieron no es normal y puedan identificar si viven estos episodios en otro momento de su vida.

Además, a las niñas y niños que están dentro de la Casa de la Mujer se les otorga apoyo escolar para que continúen con sus estudios.

“Hacemos el acompañamiento, seguimiento, envío y entrega de tareas de quienes ingresan a este espacio”, asegura Pamela Chasi, educadora de la Casa de la Mujer, a las usuarias se les ayuda a cumplir con sus objetivos educativos.

En el caso de Lourdes, ella fue inscrita en el Liceo Fernández Madrid y sus hijos, también siguieron estudiando en la institución en la que estaban, de manera telemática.

Previo a la salida de Lourdes, el Patronato San José realizó una visita a su nuevo domicilio para observar las condiciones y la infraestructura de la casa. “El espacio tiene que ser seguro, donde exista una red familiar, porque es importante que las niñas, niños y adolescentes, junto a las usuarias, regresen a lugares que ofrezcan protección y atención integral”, dijo la trabajadora social.

De esa manera, Lourdes cumplió un proceso en la Casa de la Mujer, un lugar en el que recibió ayuda integral para ella y sus hijos. Desde hoy inicia su nuevo proyecto: confeccionar ropa deportiva, jugar un partido de fútbol y salir campeona.

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