Los Rostros de la EP Emseguridad: Liliana Velásquez, la carismática secretaria

Por más apurada o atareada que se encuentre, siempre tiene un saludo y una sonrisa para su interlocutor. Así es Liliana Velásquez, parte del equipo de administración de Secretaría General y Apoyo de la EP Emseguridad, la Empresa Municipal que gestiona la logística del Sistema de Seguridad, de Riesgos y Convivencia Ciudadana del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ).

Forma parte de la familia del Municipio hace siete años que, pues en el 2015, dejó la empresa privada -una firma de abogados- para vincularse a la función pública y, tras ganar un concurso de méritos y oposición, permanecer hasta la actualidad.

La Secretaría de Coordinación Territorial y Participación Ciudadana fue su primera parada, allí se mantuvo por tres años y aprendió el teje y maneje del trabajo en favor de la comunidad. Desde aquella época, su prioridad fue ganar experiencia en aquellos ámbitos laborales que la vida le deparó.

Posteriormente y gracias a su título de bachillerato en contabilidad, en el Colegio Sagrados Corazones de Rumipamba, pasó a ser la contadora en una firma jurídica. Y se sentía como pez en el agua, pues eso de los números también es lo suyo.

El tiempo transcurrió y llegaron nuevas responsabilidades. Su salida del sector privado se debió a una apuesta por la estabilidad laboral. Aquello era necesario para que su querido Aaron, su único hijo y a quien le llama ‘mi Príncipe’, creciera sin mayores agobios económicos.

A partir de 2018, se trasladó a la EP Emseguridad y le encantó esa nueva faceta, más cuando a lo largo de los años ha prestado su contingente en calidad de apoyo en todas las direcciones administrativas de esta Empresa Municipal, ubicada en el Pasaje Espejo OE-240 (Centro de Quito), acumulando valor agregado como secretaria.

Esa fortaleza le permite, en la actualidad, desempeñarse como personal de apoyo para las direcciones de Infraestructura y Administrativa. Y le va de maravilla por todo el aprendizaje acumulado desde aquellos años que se desempeñó como asistente en los consultorios de abogados.

Liliana es dueña de un carisma único, permitiéndole tener un filin con la gente, algo imprescindible para desempeñar -como Dios manda- en su oficio. Otra ventaja: siempre está dispuesta a ayudar y facilitar las cosas para sacar adelante algún proyecto.

Esas cualidades, además de la empatía, también son parte de la personalidad de su heredero que actualmente tiene 18 años y ha decidido seguir la carrera policial. Ese reto que se ha planteado su hijo la tiene expectante, ilusionada y esperanzada.

En lo personal, tiene otro proyecto en ciernes que, por cosas de la vida, lo postergó y lo ha vuelto a escribir en su lista de prioridades: acabar la carrera de abogacía que la dejó en medio camino.

Mientras planifica los detalles de estos nuevos proyectos de vida, de su ‘Príncipe’ y de ella, Liliana sigue trabajando con alegría porque está convencida que “la vida tiene colores y depende de uno para hacerlos bonitos y llevaderos, pese a los problemas”.

Para mantenerse firme frente a ese norte, siempre se motiva no solo con sus pasatiempos preferidos (ejercicios y bailes), sino también jugando con el color de su cabello y los tatuajes para jamás olvidarse que es una mujer libre, irreverente y guerrera.

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