Ritos de muerte, sabores de vida: la herencia cultural que une a los vivos con sus ancestros
Quito, (Quito Informa).- Cuando noviembre llega y el aire comienza a oler a mora, clavo de olor y pan recién horneado, Quito se prepara para una de sus tradiciones más profundas: el Día de los Difuntos. Más que una fecha de duelo, es un encuentro con la memoria, un diálogo entre generaciones que se expresa en rituales, sabores y gestos de cariño.
Cada 2 de noviembre, los quiteños combinan la fe, la cultura y la gastronomía para rendir homenaje a quienes partieron. Gabriela Pavón, historiadora del Archivo Metropolitano de Historia de Quito, explica que estas costumbres son herederas de antiguas visiones andinas, donde la muerte era entendida como un tránsito y no como una ausencia.
Una herencia que viene del maíz y la tierra
Antes de la colonización española, los pueblos originarios de los Andes veían en la muerte un paso hacia otra forma de vida. Las excavaciones en los valles de Quito han revelado tumbas comunales con ofrendas de maíz, cerámica y tejidos, testimonio de que los difuntos seguían siendo parte de la comunidad.
En tiempos incas, el mes de los muertos, Aya Marcay Killa, unía fiesta y cosecha. Las familias compartían comidas y danzas frente a las momias de sus ancestros, acompañadas de una bebida espesa y morada hecha con maíz negro, frutas silvestres y especias: el primer antecedente de la colada morada.
Con la llegada de los españoles, las costumbres funerarias cambiaron: los entierros se trasladaron a los templos, bajo la idea de reposar en “tierra bendita”. Solo con el edicto de Carlos IV y el Reglamento de Cementerios de 1829 se establecieron los cementerios públicos, como los de El Tejar, San Diego y La Magdalena, que hoy son parte de la historia urbana de Quito.
Cementerios vivos, tradiciones que perduran
Cada 2 de noviembre, desde la madrugada, los cementerios quiteños se llenan de flores, escobas, pintura y comida. En lugares como Calderón o San Diego, las familias limpian las tumbas, pintan las cruces y comparten colada morada con quienes ya no están.
No es un acto de tristeza, sino de amor: una celebración que mantiene vivo el vínculo entre los que se fueron y los que permanecen.
La colada morada y las guaguas de pan: símbolos de unión
La colada morada, espesa y aromática, representa la vida y la tierra. Se prepara con maíz morado, mortiño, naranjilla, piña y especias como canela, clavo e ishpingo. Su preparación es un ritual familiar donde cada receta tiene su secreto, y cada hervor, un recuerdo.
Las guaguas de pan, en cambio, simbolizan el alma del difunto. Nacidas del sincretismo entre el mundo indígena y la panadería colonial, estas figuras de masa adoptaron forma humana, con brazos cruzados y rostros dulces. Algunas están rellenas de guayaba o chocolate; otras, sencillas y doradas, se entregan como ofrenda y recuerdo.
El Día de los Difuntos, un encuentro entre mundos
En Quito, los cementerios no son espacios de silencio, sino de afecto. Las conversaciones con los ausentes, los juegos de los niños y el aroma de la colada crean una escena única: la vida compartiendo espacio con la memoria.
Es una tradición que enseña a mirar la muerte con respeto y ternura, a recordarla como parte del ciclo natural.
Una herencia que sigue viva
Quito, con su mezcla de raíces andinas y alma mestiza, ha sabido mantener una de las costumbres más significativas del país. El Día de los Difuntos sigue siendo un puente entre el pasado y el presente, entre el recuerdo y la celebración.
Mientras haya quien prepare colada morada, hornee guaguas y visite a sus muertos, esta ciudad seguirá hablando el idioma de la memoria, con el sabor dulce y morado de su identidad.
Bibliografía:
- Ojeda, R. (2019). Colada morada y guaguas de pan: el origen ritual andino de una tradición ecuatoriana. Revista Ecuador Exquisito, 2(1).
- Trujillo León, J. (2019). La colada morada: antropología de la culinaria ritual ecuatoriana. Anales de la Universidad Central del Ecuador, 3(12).
- Villarreal-Vera, K., & Abad, A. (2017). La colada morada como patrimonio cultural gastronómico y turístico de la parroquia Calderón, Distrito Metropolitano de Quito. Qualitas, 14.
- Zaldumbide, L. (2018). Prácticas y sentidos funerarios en Quito. Siglo XX. Ponencia presentada en el XV Encuentro Iberoamericano de Museos, Quito.







