Tradiciones que perduran: ‘Aya Markay Quilla’, fiesta de los difuntos
Quito, 2 de noviembre, (Quito Informa). – Las fiestas religiosas, conmemoraciones especiales y la rica gastronomía se mantienen en Quito el 2 de noviembre, fecha en la que se recuerda a los difuntos.
En los cementerios Calderón y San Miguel del Común, la celebración en este día se realizó de manera diferente.
En San Miguel del Común, platos con ochacoto y colada morada acompañaban las tumbas de los seres queridos, mientras sus familiares arreglaban los lugares con ofrendas flores y otros recuerdos como coronas, pero también, con danza y música.
Marcelo Chuzig, representante de San Miguel del Común, una comuna ancestral del Distrito Metropolitano, contó que el 2 de noviembre ellos recuerdan a sus seres queridos que descansan en el Campo Santo, “trayendo nuestra comida tradicional como es la ochacota y la colada morada. La misma comida que ellos traían. Así demostramos, también, que el cuerpo se termina, pero el espíritu no. Entonces ellos nos están viendo y comparten con nosotros este alimento”.
Mientras, en el cementerio de Calderón, la gente se preocupaba de limpiar cruces, lápidas y adornar con flores los sitios, en pocos lugares se compartía comida. La mayoría de los visitantes al cementerio formaban parte de la misa campal ofrecida para recordar a los difuntos.
Ayer, 1 de noviembre en las diferentes parroquias que conforman Calderón alumbrados por la luz de las velas, los habitantes de esta zona caminaron hasta los respectivos cementerios, un homenaje a sus seres queridos.
Las actividades de este día arrancaron desde muy temprano, a las 07h00 en San Miguel de Común se encontraban los vecinos para compartir una jornada de tradición y recordación.
Comida especial
La ochacota es la comida tradicional de los abuelos es lo que ellos preparaban, según Marcelo Chuzig, tiene arveja o fréjol seco, la carne que es especial porque sale de las mejillas de las vacas, y papas, además del maíz.
La preparación lleva toda la noche los ingredientes de cocinan en leña desde el día anterior y se mezclan con un poco de ají. “Esa comida ellos degustaban, hoy en día nosotros compartimos con nuestros seres queridos que en paz descansen y que reposan en este campo santo”, concluye Marcelo.