Detrás de escena: La historia y la danza forman parte de La Cantata 1822, la batalla que no termina

Una gran tela roja, 18 personas están sobre ella, todos acostados en el piso, fundidos en un abrazo, la música antepone otra acción. Todos se incorporan y de rodillas, empiezan otra actividad, la de lavar, murmullos…Cambio de música todos de pie, con la tela retorcida sobre sus hombros avanzan…

Esta escena forma parte de lo que se presentará el martes 24 y miércoles 25 de mayo, a las 19:00, en la Plaza de San Francisco, en: ‘La Cantata 1822, la batalla que no termina’. La obra cuenta con la dramaturgia de Arístides Vargas, la creación musical de Jorge Oviedo, y la dirección de Jossy Cáceres. Es coproducida por la Fundación Teatro Nacional Sucre y la Coordinación Técnica Bicentenario de la Secretaría de Cultura.

La Cantata ‘1822 La Batalla que no Termina’ es un espectáculo interdisciplinario de gran formato, que incorpora música, teatro, danza contemporánea, multimedia, entre otros lenguajes. Los bailarines fueron escogidos de cerca de 70 postulantes que aplicaron a la convocatoria del Teatro Sucre.

En los altos del Teatro Nacional Sucre los bailarines practican, para Carolina Vásconez, encargada de la coreografía de La Cantata, esta es una obra de gran magnitud que incorpora y visibiliza a la agente común, del pueblo, que fue parte de la Batalla de Pichincha de 1822.

“Para Arístides Vargas, que es el director, ha sido muy importante, que la visión de La Cantata sea desde las personas reales, desde aquellas que habitan la ciudad, no tanto desde los héroes, es una historia contada desde las lavanderas, desde quienes están en las plazas, es la historia desde los que no tienen voz en la historia”, dijo Carolina Vásconez.

Los movimientos se conjugan con la música escrita por Jorge Oviedo y se ha construido la coreografía con acciones. “En el guión Arístides escribió la palabra ‘avanza’, cuando la música está en tal parte o en este coro él ponía avanza y nosotros hacíamos ‘avanzadas’, jugábamos con las posibilidades, que podían ser en la ciudad, en el campo, en la batalla, todo esto con el movimiento de los cuerpos” señaló Vásconez.

Esta propuesta busca traer la historia y comprenderla y mirarla desde una propuesta artística más versátil. “La Cantata trae al presente esa historia tan importante de nuestra independencia, es la posibilidad de que niños y jóvenes vivan lo ocurrido de una forma diferente”, señaló la coreógrafa.

Escrita para canto y recitado, la obra comienza evocando los eventos históricos de 1809, que marcan el inicio del proceso independentista de Quito, y concluye con una representación de la Batalla del Pichincha de 1822. Con recursos líricos tomados de la poesía popular, se cuenta la historia a partir de la gente común, lavanderas, pregoneros, y toda la comunidad que participó como sujeto histórico, pero que la historia oficial ha relegado a un segundo plano.

Jossy Cáceres, directora artística y ejecutiva de la Fundación Teatro Nacional Sucre (FTNS), dijo que esta es una actividad colaborativa y está gestada con todo el personal, todos los elencos, los directores y el equipo de producción.

“El público va a ver la posibilidad de entender lo que sucedió hace 200 años, desde otra mirada mucho más íntima, una mirada de quienes han sido invisibilizados, es la participación femenina, la participación del pueblo de Quito, su complicidad y apoyo en lo fue la Batalla de Pichincha. Esta obra es contemporánea es otra visión desde el Bicentenario”, resaltó Jossy Cáceres.

La obra rinde un reconocimiento a esos héroes y personajes anónimos. Es fundamental atravesar la historia desde la cultura, que nos permite atarnos a una realidad humana y quiteña de hace 200 años.

La Cantata es una actividad multidisciplinaria donde participarán músicos de la Banda Sinfónica Metropolitana, Orquesta de Instrumentos Andinos, Ensamble de Guitarras, Coro Mixto, cantantes líricos, además de la participación de los coros infantiles y juveniles del Teatro Sucre. Todo este elenco más 28 músicos invitados, que harán el acompañamiento en las partes de cuerdas, a ellos se suman los 18 bailarines. Todos forman parte de esta gran producción, que incluirá un mapping.

“La Cantata es arte, es creatividad, es unión y es la posibilidad de mostrar como los quiteños nos podemos juntar desde nuestra mirada para hacer una obra hermosa”, expresó Cáceres.

Las pisadas de los bailarines retumban en el piso de tablas, sus brazos, piernas, van acompasados con la música y cuentan la historia, nuestra historia que forma parte de esta Cantata.

Más información:
Página web: www.teatrosucre.com
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